viernes, 17 de enero de 2020

SOLIDARIDAD EN LA GRANJA by BORJA LETAMENDÍA


UNA NIÑA, UNA OVEJITA, UNA SARDINA, UNA TRUCHA, UN PIMIENTO Y UNA CEREZA

     Érase una vez una niña que nació en el seno de una familia llena de amor. Sus padres vivían en una casita en lo alto de un valle rodeado de verdes praderas. La tierra que les rodeaba era fértil porque un caudaloso río las rodeaba. 
     En sus campos pastaban ovejas, cabras y vacas. Un poco más allá, la tierra se acababa dando paso al mar; un mar bonito, en donde vivían multitud de peces.

     En la parte de atrás de esa bonita casa, los padres de esta niña que acababa de nacer, tenían una huerta donde plantaban tomates, lechugas, calabacines, pimientos e incluso tenían árboles frutales que les daban manzanas, peras y cerezas.
     En el otro lado, estaban las gallinas que ponían los mejores huevos de toda la comarca. Las vacas que pastaban en el campo, les proveían de la mejor leche que jamás se podría probar.


Todos los domingos, la familia al completo acudía a la iglesia para dar gracias al Señor por todos los dones que les daba.
     El padre de esta niña trabajaba en la cuidad. Su trabajo no le gustaba nada. Pasaba 6 días a la semana durante 14 horas al día encerrado en una oficina a las órdenes de un jefe miserable. Pero lo tenía que hacer para hacer frente a los gastos que originaban la educación de sus otros 6 hijos (colegio, ropa, etc.) La madre de esta niña, se dedicaba a cuidar a sus hijos, cocinaba para ellos, les lavaba la ropa, ordeñaba a las vacas, recogía los huevos de las gallinas, recolectaba las verduras y frutas, pescaba truchas en el río y sardinas en el mar. Esperaba a su marido con la chimenea encendida y repartía besos, abrazos y ternura a toda su familia.

     Un buen día, el patrón de la empresa donde trabajaba el padre de esta niña, decidió cerrar la empresa y dejó a este padre sin trabajo y sin ingresos.
Imaginaros que situación más terrible. “no vamos a poder seguir pagando la educación de nuestros hijos, lo que es nuestra obligación. Las deudas empezaron a crecer y llegó un día que los niños no pudieron estudiar más..
Esa niña que había nacido tenía ya 7 años. Nunca tuvo la oportunidad de ir a un colegio, no conocía la cuidad, y por supuesto todavía no sabía ni  escribir ni leer.
Una noche, mientras todos dormían, ella se despertó al oír una discusión de sus padres en la que peleaban porque no tenían ninguna solución para seguir criando a sus amados hijos.
Bajó las escaleras desde su habitación y sin decir nada se sentó en la mesa de la cocina donde sus padres discutían airadamente. Era una niña rubia, de ojos azules y muy guapa. Sonrío y dijo poniendo las manos en la mesa. Papi, Mami, os noto tristes, yo no sé leer ni escribir como lo hacen mis hermanitos, pero se hablar con nuestra otra familia. ¿cómo? Contestaron sus padres. 
Papis, nuestra otra familia nos va a ayudar. Las ovejitas me han dicho que nos regalan su lana para hacer mantas para el invierno y su leche para hacer quesos que podremos vender en el pueblo. Las vacas nos regalan su leche para venderla en el pueblo. Mi amiga la trucha me ha dicho que le pesque y las ahumaremos. Mis amigas las sardinas están esperando a que las pesquemos para venderlas al pescadero de la cuidad. Con las cerezas, manzanas y peras vamos a hacer mermeladas para venderlas también. Si cada vez que encendemos la chimenea asamos los pimientos los venderemos como guarnición de los restoranes. Con los tomates, cebollas y ajos, haremos el mejor gazpacho del mundo. Se los vamos a cambiar a nuestro vecino que siembra trigo que convertiremos en harina para hacer el mejor pan de la comarca. 
Todos a Una ... como en Fuente Ovejuna
Trabajaremos el campo entre todos nosotros. No nos faltarán alimentos y con el dinero que ganemos hablaremos con alguien que venga a vivir con nosotros y nos de clases de lectura, de escritura y sobre todo, de amor a Dios.
Cada uno de nosotros tendrá unas tareas que cumplir. Trabajaremos en equipo. Habrá días que alguno de nosotros se sentirá vago, pero ese día los demás le ayudaremos y le animaremos a seguir adelante.
Aprenderemos muchas cosas que poca gente ha tenido la oportunidad de aprender:
-      Trabajo en equipo
-      Amor profundo en familia
-      Respeto a los recursos que Dios nos ha puesto en este mundo
-      Una alimentación saludable que nos hará fuertes tanto física como mentalmente
-      Una inmensa gratitud a Dios nuestro Señor por habernos dado una familia unida y unos recursos naturales de primera calidad
-      Aprenderemos a no ser caprichosos
-      Aprenderemos a amar, a esforzarnos y a dormir plácidamente por tener la certeza de haber hecho el bien



     Imaginaros la cara de asombro que pusieron los padres de esta pequeña. Pero, le hicieron caso y ahí empezó una nueva vida.
Esta niña, aprendió a leer y a escribir. El día de su primera comunión, sus padres le preguntaron que regalo le gustaría tener. Ella contestó: Quiero tener acceso a internet. Muy bien, contestaron, pero para qué?. Quiero aprender a combinar todos los productos naturales que el Sr. nos ofrece y ponerlos en un plato: ósea, quiero aprender a cocinar. Durante los primeros 6 meses, se dedicó a conocer las propiedades de los alimentos. Esa es la teoría. Pero claro, también tenía que practicar. Al principio fue un desastre: por ejemplo; hacía tortillas de patatas sin huevos; mezclaba la leche de las vacas con un lomo de sardina, asaba las manzanas y se hacía bocadillos. Buaj!!!!!

Un buen día, un hombre vestido de blanco apareció en la casa de esta niña. Dijo: buenas tardes, busco trabajo, de lo que sea. Los padres de esta niña, le preguntaron: ¿qué sabe hacer usted? De todo, más o menos, pero lo que si se hacer es cocinar. Llegaron  a un acuerdo. Vivirá en nuestra casa a cambio de que usted se ocupe de los desayunos, comidas, meriendas y cenas de nuestra familia.
Este señor, que además era muy, pero que muy amable combinaba bien los alimentos. De desayuno, preparaba leche caliente con pan casero, la mermelada de cerezas y  mantequilla que el mismo fabricaba con la leche de las ovejas.
Con las truchas del río hacía multitud de platos ricos en vitaminas. Las sardinas las ahumaba y las ponía con lechugas y tomates en ensalada que aliñaba con los limones del limonero.

Que ricos huevos fritos con patatas fritas hacía en ocasiones especiales que al no tener aceite de oliva, freía con la manteca del cerdo que cada año sacrificaban. Ese cerdo sacrificado daba dos jamones, dos paletillas, infinidad de chorizos y morcillas. Con los cartílagos preparaba caldos que mezclaba con unos fideos que preparaba con la harina de los granos de trigo.
Pero siempre, cuando ponía sus platos en la mesa, explicaba las propiedades de todos los ingredientes que usaba. Y explicaba la importancia de comer de todo para prevenir enfermedades de todo tipo.

Pues bien, ¿sabéis como acaba esta historia?
Los padres de esta familia tienen ya unos cien años. Todos sus hijos se casaron y tuvieron mas hijos y todos ellos viven juntos en esa casita en mitad del campo.


Y esa pequeña niña que no sabía ni leer ni escribir es hoy en día la mejor cocinera del mundo mundial. Ningún miembro de esta numerosa familia visitó jamás a un médico porque una alimentación completa es lo mejor para la salud, para el buen humor, para el trabajo y para sentarnos juntos en una mesa y disfrutar.

Y colorín, colorado, este cuento,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,acaba de empezar.