Hace unos años, en una comida de Hermandad, descubrimos un utensilio que no habíamos visto antes, y que servía para hacer guisos.
Por aquel entonces, GastroGenuino aún no existía, pero nuestra inquietud por conocer productos y forma de cocinar nuevas … SI.
Tanto nos llamó la atención que nos pusimos a “fantasear” con la posibilidad de comprar aquel artefacto tan peculiar, por ello, lo primero que hicimos fue preguntar cómo se llamaba aquella desconocida marmita, OLLA FERROVIARIA nos dijeron.
La olla ferroviaria o puchera es un invento de los antiguos maquinistas, fogoneros y guardafrenos del ferrocarril Bilbao-La Robla, comúnmente llamado ferrocarril de La Robla.
Se dice que los trayectos se hacían tan interminables que casi se olvidaba el destino del viaje. Los esforzados empleados del Ferrocarril Bilbao -La Robla soportaban jornadas de trabajo entre 10 y 16 horas, muchas veces con un frío extremo, por lo que la necesidad de una comida caliente y nutritiva se hacia de rogar. Los trabajadores se encontraron con un problema a la hora de encajar las horas de la comida entre sus quehaceres diarios, por lo que la solución fue realizar la comida sobre la marcha, aprovechando los recursos de las máquinas y su imaginación. Así nació la Olla Ferroviaria.
La olla ferroviaria empezó siendo un rudimentario artilugio de metal que con el paso de los años evolucionó notablemente. En la actualidad está compuesta de dos partes, un recipiente metálico y un puchero. El primero normalmente está realizado con chapa y dispone de tres patas. Es el soporte donde se realiza en fuego con el carbón vegetal. Por su parte, el puchero puede ser de porcelana esmaltada o de barro y en él es donde se cocina el guiso.
El puchero tomado por las asas del collarín se introduce en este cuerpo externo, quedando suspendido. Así, el aire caliente de la combustión está en contacto con el fondo y todo el contorno del puchero, antes de salir al exterior por las perforaciones de la parte alta.
La cazuela/olla/puchero, rodeada de aire caliente a temperatura constante y no muy elevada, realiza una cocción lenta y garantiza el éxito culinario de la olla ferroviaria.
Los buenos expertos de la olla ferroviaria insisten una y otra vez en dos ingredientes indispensables, que no figuran en la mayoría de las recetas: paciencia y prudencia.
Una preparación de los ingredientes y condimentos con esmero y sin prisas para degustarlo en amigable compañía.
Por otra parte, este invento tenía una doble función, ya que durante los duros meses de invierno el calor de la olla servía también como calefacción.
Como decíamos al principio, en la olla ferroviaria se puede cocinar cualquier guiso o cocido tradicional, pero el más típico de estos trabajadores era el guiso de patatas con carne de ternera.
Asimismo, las legumbres ocupaban un lugar destacado: alubias o garbanzos eran productos indispensables en sus viajes diarios, ya que aportaban mucha energía.
A continuación, reproducimos la receta clásica de las Ollas Ferroviarias, que según nos dijeron, recogió la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Mataporquera, en un folleto que muestra la historia y bondades del invento:
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(Receta para 8 personas, en olla de 4 litros)
Ingredientes:
Agua, aceite de oliva, perejil, laurel, una cebolla mediana, 4 dientes de ajo, sal, 1,5 kg de carne, 2,5 kg de patatas, un tomate y un pimiento verde.
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Preparación:
Se echa la cebolla y el ajo picado en el aceite caliente y se espera hasta que se dore. Se echa la carne, cortada en trozos moderados, y la sal.
Una vez que la carne está medio hecha, se añaden las patatas, el perejil, una hoja de laurel, el tomate y el pimiento picado.
Por último, el agua hasta tapar los ingredientes superficialmente, y se deja cocer unas dos horas y media. Y listo para comer.
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